El trabajo del consultor, o del responsable de Mejora de la empresa u organización, o de cualquiera que sea capaz de ver oportunidades de mejora (llamadas por algunos “problemas”) y de transmitirlas a nivel de Dirección de la empresa no siempre es agradable.
Por un lado la mayoría de las empresas y su Dirección quieren mejorar, de manera casi desesperada en estos tiempos difíciles, pero por otro lado no se sienten muy a gusto cuando alguien les dice que hay cosas que se están haciendo que son mejorables. Aún más cuando la mayoría de los procesos y maneras de trabajar existentes, están definidos por esta misma Dirección. En muchos casos se ve como un “ataque” a la manera en que se hacen las cosas actualmente, a las decisiones tomadas y a los criterios existentes. En resumen, una crítica a la gestión.
La sensación es que todo el mundo, nosotros los primeros, nos engañamos en mayor o menor medida frente a las Oportunidades de Mejora motivado por diferentes razones, todas ellas justificables.
El resultado final es que cerramos los ojos ante estas oportunidades de Mejora y quizás nos enfadamos cuando alguien las pone delante nuestro. La tarea de esta figura externa o interna es un equilibrio entre plantear crudamente lo detectado y vestirlo de otras formas para que el resultado final sea el mismo (involucrar al personal, detectar oportunidades de mejora, poner en marcha las acciones y realizar un seguimiento que facilite su mantenibilidadser) y se sace provecho de las oportunidades de Mejora detectadas.