En una actividad de este 2011 volvió a aparecer una problemática asociada a problemas de comunicación respecto al personal que trabajaba en una línea de proceso industrial. Aunque el ejemplo era un línea de envasado, esta problemática no se limita únicamente a líneas de producción sino a cualquier puesto de trabajo, aunque en entornos productivos es donde parece más sangrante.
El hecho en cuestión es que se habían realizado cambios y mejoras en la línea, para facilitar el trabajo y aumentar la productividad, pero no se había transmitido a todo el personal, o no lo suficientemente bien, por lo que una parte de la gente que trabajaba habitualmente alli desconocía la nueva manera de proceder y, a pesar de las mejoras realizadas, éstas no se aplicaban por parte de todo el mundo e incluso se deshacían para volver a proceder de la manera original.
Refrescando otros ejemplos, algunos vividos en directo y otros explicados, de personal de diferentes empresas que al llegar a sus lugares de trabajo se encontraban con:
En fin, un montón de cambios, incidencias e “invasiones” de la línea sin tener demasiado (o nada) en cuenta la existencia de personas que realizan allí su trabajo diario y que se pueden ver afectadas por nuestras gestiones (aunque sólo sea un momento) y ya no hablar de que se les haya consultado acerca de los cambios a realizar.
Recuerdo una empresa que propuse cavar trincheras alrededor de la máquina y montar guardias para evitar que más gente llegara a la línea y se pusiera a tocar cosas.
No podemos permitirnos estas faltas de respeto hacia los que están cada día trabajando con unos equipos o maquinas, que acaban siendo los últimos en enterarse de los cambios que les afectan y que no tengan la autonomía de poder decidir/planificar cuándo es el buen momento para actuar sobre los mismos para que afecte lo menos posible a sus operaciones cotidianas.