Dada mi reciente paternidad y del nuevo título que adjudico a los estrenados abuelos, me veo obligado a escribir este post sobre Lean Healthcare y sus grandes beneficios en los procesos asistenciales. Cuando eres paciente, es inevitable pensar que todo irá sobre ruedas y que pronto finalizarás la odisea del parto para iniciar una nueva etapa, más rica en emociones, sentimientos y felicidad.
Como cualquier tipo de empresa, un centro hospitalario es una organización que debe lograr el Alto Rendimiento para ser excelentes en sus operaciones, contemplando como tales las compras y suministros de consumibles y medicamentos, todo el proceso de atención al paciente necesario para atender al detalle sus necesidades, gestionar una óptima planificación de recursos y cargas de trabajo, invertir en la gestión del talento, etc. Errar en cualquiera de estos puntos tiene un impacto, cuanto menos, complejo de gestionar.
Un centro hospitalario de Alto Rendimiento significa desarrollar una cultura de la excelencia empresarial donde hay espacio de trabajo para:
Como es de esperar, los tres pilares básicos de desarrollo del Alto Rendimiento en hospitales pasan por centrar los esfuerzos en personas, procesos y tecnología; en este orden y sin olvidar ninguno de ellos.
Cabe destacar que en el sector sanitario hay que tener en cuenta ciertas premisas a la hora de transformar un centro cualquiera en un centro de Alto Rendimiento.
Las peculiaridades que supone que sea el paciente quien fluye por los procesos hace que su gestión sea más humana y no tan industrial. Sin embargo, es cierto que se pueden establecer ciertas pautas industriales que permitan alcanzar el Alto Rendimiento en un proceso asistencial.
Para transformar un centro y conducirlo hacia el Alto Rendimiento es preciso tener en cuenta que en este tipo de procesos:
Que no confunda el título, procesos ágiles no significa que hagamos las cosas más rápido, sino mejor.
Las ineficiencias que existen en las operaciones, dificultan la gestión, conllevan mala praxis, generan lentitud y poca flexibilidad en las operaciones, etc. Cuando el paciente percibe todo esto se traduce en un mal servicio.
Ahora mismo tenemos claro que un proceso asistencial de Alto Rendimiento significa focalizar a las personas en innovar para lograr procesos ágiles. Pero que un proceso sea ágil, implica precisamente eliminar las ineficiencias de los procesos para conseguir que todo lo que percibe el paciente se entienda como valor añadido.
La relación entre valor añadido, procesos ágiles y alto rendimiento, es directamente proporcional y cuando esto está presente en la organización, los resultados de calidad, coste y servicio (QCD) mejoran de manera exponencial.