“El recurso más escaso hoy en las empresas es el liderazgo. Liderazgo capaz de transformar las organizaciones de forma sostenible, para ganar en un mundo que cada vez más competitivo y cambiante”.
Esta reflexión de A.G Lafley, en pleno proceso de transformación de Procter&Gamble, junto con la de muchos otros grandes líderes e instituciones, nos alertó hace más de 10 años de la epidemia empresarial del siglo XXI: el déficit de liderazgo. La ausencia de liderazgo capaz de liderar y transformar, inspirando e involucrando a sus equipos, para conseguir, de forma sostenible, alto rendimiento empresarial.
Desde entonces, la epidemia parece haberse extendido más en todo el mundo. Más de diez años después, en uno de los recientes Foros Económicos Mundiales se identificó la falta de liderazgo como el tercer desafío para el desarrollo mundial y empresarial de los próximos 12 -18 meses.
En este sentido, hemos analizado la relación entre la calidad del liderazgo y su papel en la transformación, desarrollo y el éxito empresarial. La experiencia y los datos de más de 16 años ayudando a organizaciones en su camino hacia el alto rendimiento, nos han demostrado que:
En esto punto, queremos dar respuesta a tres preguntas que recibimos continuamente en las organizaciones:
El déficit de liderazgo en las organizaciones actuales tiene dos causas principales: en primer lugar, la falta de dominio de las competencias requeridas y en segundo lugar, la falta de focalización en las habilidades necesarias para liderar de forma efectiva.
La primera es una cuestión de actitud y aptitud que debe tratarse a través de planes de desarrollo de liderazgo efectivos. La segunda es una cuestión de alineamiento y desarrollo organizacional.
Cualquiera de ellas puede ser un problema en el corto y largo plazo si no se trabajan de forma adecuada y sincronizada.
La capacidad de liderazgo de hoy en día es insuficiente para satisfacer las necesidades actuales y futuras de transformación y agilidad empresarial en las organizaciones.
Nuestra experiencia y estudios durante más de una década en organizaciones de alto rendimiento, nos ha permitido descifrar las cinco habilidades más importantes para el desarrollo de ese liderazgo.
Paradójicamente, los resultados de nuestro Assessment de Liderazgo de Alto Rendimiento nos demuestra que, en las organizaciones actuales, el conjunto de habilidades y competencias asociadas que son fundamentales, están entre las habilidades y competencias más débiles de los líderes de hoy.
El primer paso es identificar y entender el problema. En la mayoría de las organizaciones se hace buena la reflexión del escritor y periodista Gilbert Keith Chesterton:
“No es que no puedan ver la solución. Lo que no pueden ver es el problema.”
Nuestra experiencia nos avala en la afirmación de que, una vez que ayudamos a las empresas a diagnosticar y comprender por ellas mismas las causas de sus carencias de liderazgo, éstas dan un paso adelante en su capacidad de poner en marcha iniciativas efectivas para su desarrollo.
Para ello, es fundamental asegurar que el desarrollo del liderazgo se convierte en un mecanismo perfectamente sincronizado con el resto de iniciativas de desarrollo organizacional necesarias para la consecución de objetivos empresariales.
Para esa sincronización, todo empieza con un ejercicio holístico de diagnóstico y diseño organizacional. Como todas las organizaciones están perfectamente diseñadas para conseguir los resultados que obtienen, este sistema nos debe permitir establecer la hoja de ruta de nuestra transformación, y definir en ésta, nuestra estrategia de desarrollo de liderazgo.
Por todo ello, el desarrollo del liderazgo en una Organización de Alto Rendimiento (HPO), requiere de 5 pasos específicos y fundamentales para su éxito.
Identificar las capacidades que se necesitan ahora y en el futuro para ejecutar y desarrollar la estrategia de la organización. Para ello, nuestra metodología de diagnóstico y diseño organizacional, junto con nuestro Assessment de Liderazgo de Alto Rendimiento, permite a las organizaciones determinar las necesidades de su organización, de sus clientes y el papel del liderazgo en éstas.
Una comprensión clara de las responsabilidades de los líderes en los objetivos de negocio permite dar forma a una estrategia que secuencie, en un plan alineado con las operaciones de la organización, las cinco áreas fundamentales de desarrollo de liderazgo.
Una vez establecida la estrategia, se deberán desarrollar planes de desarrollo individuales para los líderes de la organización. Esto se debe llevar a cabo a través de una hoja de ruta que nos permita avanzar en el momento adecuado en cada nivel de la organización.
En estos planes de desarrollo, se deben evaluar las fortalezas y debilidades de los directivos y mandos intermedios como líderes, frente a las habilidades y competencias básicas identificadas en la evaluación de necesidades.
Este proceso debe resultar en planes específicos para el desarrollo y acompañamiento de cada persona en cada nivel de la organización.
En este punto, debemos cablear la estrategia con el desarrollo orgánico de la organización. Para ello, debemos desarrollar de acuerdo con la nueva estrategia los siguientes sistemas básicos:
– Reclutamiento.
– On-Boarding.
– Gestión del rendimiento.
– Feedback y aprendizaje continuo.
– Planes de carrera.
– Planes de formación.
– Desarrollo de equipos.
– Mentoring.
– Desarrollo de talento.
Es fundamental que la organización establezca dentro de su ciclo de despliegue de objetivos, un proceso de evaluación y renovación continua de su estrategia de desarrollo de liderazgo. Esta evaluación debe dar respuesta a cuatro preguntas fundamentales
– ¿Qué resultados se han conseguido?
– ¿Los resultados conseguidos son los esperados/requeridos por la organización?
– ¿Qué ha funcionado y ¿qué no ha funcionado?
– ¿Qué debemos cambiar?
Cuanto más cerca las organizaciones vivan de la realidad de su capacidad de liderazgo, más rápido pueden aprender y mejorar, reenfocando los esfuerzos de desarrollo del liderazgo y replanteando las prioridades de todos los sistemas de desarrollo orgánico.
Para ello, una aproximación sistémica y holística basada en los cinco pasos descritos más arriba, es el camino más efectivo para conseguir esa proximidad con la realidad y desarrollar un liderazgo capaz de transformar, de forma sostenible, para ganar en un mundo cada vez más competitivo y cambiante.
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